Caminar y mascar chicle, cualquier persona puede y debe hacerlo. ¿Qué espera?
Las habilidades de masticar y hablar, quien los creyera, son funciones orales relacionadas con el estado nutricional y en general, con la salud física, mental y social de los seres humanos; conductas como morderse las uñas, apretar los dientes y morder objetos, se consideran formas de sacar el estrés emocional (Kubo, Iinuma, & Chen, 2015). Y sabes que pasa si a estos beneficios le sumamos el ejercicio físico…? Un interesante estudio patrocinado por la empresa que empezó a producir goma de mascar en Japón, un dulce extraño para ellos que comían los soldados norteamericanos durante la segunda guerra mundial, demostró en personas sanas incluso con sobrepeso, que masticando chicle mientras caminaban, aumenta la distancia recorrida y el gasto de energía, tanto en hombres como en mujeres (Hamada, y otros, 2021) (Hamada , y otros, 2018).
Hoy en día están disponibles en el mercado, diversidad de sabores y sensaciones asociadas a la goma de mascar. Igual que la crema dental, el sabor a menta, por ejemplo, dependiendo de la intensidad, puede alterar la palatabilidad de las frutas. Si bien el hábito de masticar chicle entre comidas, ayuda a evitar “picar” a lo largo del día y a reducir el número de comidas y porciones, al momento de volver a comer, la elección de alimentos puede no ser la más saludable (Swoboda & Temple, 2013); esto puede estar asociado a que el sabor artificial que ha permanecido en la boca, interfiere con los sabores naturales una fruta que sería “la media mañana” o “las onces” ideales en un esquema de alimentación saludable.
También la salud oral se beneficia del consumo de goma de mascar, especialmente sin azúcar, además de la adecuada higiene oral. Estudios reportan que el efecto mecánico de masticar ayuda a remover la placa bacteriana, aumenta el flujo de saliva haciendo que haya más calcio, fósforo y bicarbonato que ayudan a remineralizar el esmalte dental, entre muchos otros beneficios; por lo tanto es una medida para mejorar la salud dental, que ya recomienda la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria. Dicha evidencia científica establece una relación directa entre comer chicle sin azúcar, la reducción de la aparición de nuevas caries dentales y menor inflamación de las encías (Du , y otros, 2021).
Desde el punto de vista nutricional, el chicle activa estímulos gustativos que ayudan a disminuir el apetito, y si se trata de contar calorías: masticar una goma durante 4h, suma entre 5 y 10 calorías, y se restan al menos 50 calorías que gastan los músculos de las masticación, durante el mismo tiempo (Hamada , y otros, 2018).
En conclusión, masticar un chicle con o sin azúcar, aumenta el flujo de sangre en el cerebro, puede ayudar a disminuir el riesgo de pérdida cognitiva en el proceso de envejecimiento y refuerza los beneficios de una adecuada higiene oral, pero lo mejor, es que es un comportamiento/hábito efectivo para hacer frente al estrés (Kubo, Iinuma, & Chen, 2015) que muchas veces afecta la capacidad de autocontrol a la hora de comer. Confirmado: Un dulce de lenta liberación, pocas calorías y larga duración, que puede ayudar en la adopción de hábitos alimentarios saludables.