La Organización Mundial de la Salud (OMS) define el término probiótico como “microorganismos vivos que, cuando se administran en cantidades adecuadas, confieren un efecto beneficioso para la salud del sujeto que lo recibe”, actuando principalmente en el intestino grueso en donde se alojan para mantener el equilibrio de la flora intestinal, facilitando la absorción de calcio, hierro y vitamina B, con lo cual se fortalece el sistema inmune al ayudarnos a combatir algunos tipos de patógenos que son nocivos para nuestro organismo.

Esto es ratificado por la “International Scientific Association for Probiotics and Prebiotics”1 que basándose en recopilación bibliográfica documentada durante años y estudios del metaanálisis desarrollado a 10.351 personas con dolencias gastrointestinales, a través de 84 ensayos controlados concluyó que, los probióticos previenen trastornos en el aparato digestivo cuando se consumen en cantidades adecuadas, ayudando a combatir el estreñimiento, la diarrea, el síndrome del intestino irritable, la inflamación intestinal, enfermedades como la colitis y de crohn.

Los probióticos suelen confundirse con los prebióticos, a pesar de ser totalmente diferentes, como vimos, los primeros son microorganismos alojados en la flora intestinal, formada por millones de bacterias, en cambio, los prebióticos son la fibra de la que se alimentan, proveniente de los hidratos de carbono que no se digieren, siendo una fuente de nutrientes ideal para los probióticos, lo cual favorece su crecimiento en el sistema digestivo.


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Algunos ejemplos de prebióticos naturales que terminan siendo la fibra y fuente de alimentación de estos microorganismos son la avena, el plátano verde, la cebolla y el ajo.

Por su parte, los probióticos son alimentos o suplementos que contienen microorganismos vivos, sobrevivir al ácido gástrico y lleguen al intestino en donde podrán multiplicarse fácilmente, ayudando a la regeneración de la flora intestinal.

Los alimentos en los que encontramos los probióticos son el yogur natural, el kéfir: (producto fermentado con levadura y bacterias), la kombucha fermentada a base de té negro, el chucrut que se elabora a través de la fermentación de las hojas frescas del repollo o de la col, así como legumbres y hortalizas orientales a base de soya como Kimchi, Miso y Natto.

Además, puedes complementar estos alimentos con la ingesta de suplementos con probióticos y si
son de uso habitual, ayudas a proteger el sistema digestivo y prevenir enfermedades, por eso te
recomendamos Incauca Zero con probióticos, que te brinda dulce de manera natural, con cero calorías y es apta para diabéticos.

Con este producto innovador, complementado con los alimentos mencionados, promueves el equilibrio y desarrollo saludable de la flora intestinal o su regeneración tras episodios como la ingesta de antibióticos necesarios para combatir otras afecciones que la puedan alterar, generando un desequilibrio que se debe compensar.

Ante una dieta sin presencia de probióticos, el intestino acaba siendo poblado por bacterias dañinas que pueden afectar el sistema inmune, dejándolo vulnerable ante la presencia de virus o infecciones, razón por la cual es importante garantizar su ingesta y los acompañarlos de una alimentación rica en fibra, principal alimento para estos microorganismos, favoreciendo su supervivencia y multiplicación en la flora intestinal.

¿Cuéntanos que alimentos ricos en probióticos has consumido?


1 Hill C, Guarner F, Reid G, Gibson GR, Merenstein DJ, Pot B, Morelli L, Canani RB, Flint HJ, Salminen S, Calder PC, Sanders ME. Expert consensus document: The International Scientific Association for Probiotics and Prebiotics consensus statement on the scope and appropriate use of the term probiotic. Nat Rev Gastroenterol Hepatol. 2014; 11: 506-14.